Los investigadores trabajan en otro prototipo de robot llamado Hera que trabaja en el tratamiento de niños con autismo
Ingenieros del Instituto Max Plank crearon un torso robótico que está aprendiendo a abrazar, el prototipo forma parte de una investigación que lleva desarrollándose desde hace varios años y que de a poco va trayendo nuevas interacciones de la máquina, como poder chocar la palma de la mano y regular la fuerza con que lo hace.
La importancia de entrenar a un robot para que realice gestos comunes en los humanos es que las máquinas pueden ayudar a desenvolvernos en la vida cotidiana e incluso en diversas terapias, llegando a “sentir” sensaciones parecidas a las que sentimos nosotros.
Es por eso que la investigadora Katherine Kuchenbecker junto a su equipo están desarrollando la tecnología necesaria para que HuggieBot logre aprender a abrazar. El robot perteneciente al departamento de Inteligencia Háptica del Instituto Max Planck para Sistemas Inteligentes en Stuttgart ya tiene la rutina de abrazar y de preguntar si las personas desean darle un abrazo.
Básicamente, el objetivo central de la investigación es comprender las interacciones hápticas (del tacto) y poder mejorar la interacción personas-máquinas para luego ser aplicado en tratamientos diversos.
Para poder crear a HuggieBot los científicos estudiaron cuidadosamente qué características físicas debería tener un robot para que las personas pudieran sentirse cómodas e interactuaran con él. Fue así como concluyeron que debía ser suave, cálido y de ser posible tener le tamaño de un humano. Sumado a ello, podría “mirar” o hacer algún contacto visual con la persona y adaptar su brazo a la altura de esta. Adicional, el robot debe tener cierta empatía y entender cuándo debe terminar el abrazo.
Es por este motivo que debieron crear diversas versiones de HuggieBot. Inicialmente trabajaron en un robot comercial levemente modificado y reprogramado. El HuggieBot 2.0 tiene dos brazos robóticos industriales y una pantalla por cabeza. Si reconoce a una persona le pregunta inmediatamente: ¿Me puede dar un abrazo, por favor?
Si la persona se acerca al dispositivo el robot calcula el tamaño del humano y se prepara para el abrazo. Cuando la persona ya está cerca lo abraza contra su pecho. Los sensores instalados se encargan de asegurarse que la presión con la que HuggieBot abrace sea la correcta.
Pero el equipo no solo está trabajando en este prototipo, sino que también están creando otros proyectos de máquinas con sentido del tacto. Tal es el caso del robot de ensamble a control remoto con una mano robótica con la que agarra objetos y los clasifica según las propiedades que siente.
Trabajan en otros robots basados en plataformas comerciales con habilidades hápticas como Hera, un robot cuya finalidad es ayudar al tratamiento de niños con autismo, permitiéndole recopilar una gran cantidad de datos sobre el comportamiento de los humanos.